EL
ENCUENTRO
En el bar con los amigos
normalmente se pierde la noción del tiempo. Me llamo Layla y acabo
de salir del bar porque creo que me he pasado un poco con el alcohol.
Tengo la vista borrosa y no se bien bien donde estoy.
Tengo que estar muy
borracha porque empiezo a ver una silueta mas o menos visible, tiene
aspecto de un chaval de no mas de 17 años, pero tiene algo que hace
que no pueda apartar los ojos y echar a correr, con una ráfaga de
aire me viene el olor a humo, quemado y.... a algodón de azúcar?
Sí, como los que hacen en las ferias, pero quemado, no es un olor
que anime a quedarte. El chico cada vez se acercaba mas a mi, tenia
un aire tranquilo, despreocupado. Cuanto mas cerca estaba y la vista
se me iba aclarando podía ver rasgos mas pequeños, tenia el cuerpo
lleno de cicatrices, era muy joven, pero parecía que llevara años
vivo, el cielo estaba gris, como si estuviera a punto de llover, mi
abuela me decía que cada vez que llovía era porque el cielo lloraba
la perdida de un ángel...un ángel caído. Yo nunca me había creído
eso, pero cuando mi abuela murió cada vez que llovía marcaba en una
casilla cuantos ángeles habían caído ese año, era entretenido y
hacia durar el recuerdo de mu abuela.
El chico cada vez estaba
mas cerca, podía ver que tenia los ojos azules, muy azules, de una
azul muy brillante. Él brillaba con luz propia, iba sin camiseta y
los pantalones hechos jirones, iba descalzo y le sangraban los pies,
tenia la cara manchada de sangre y hollín, se le marcaban los
músculos de los brazos cada vez que andaba,me pareció ver que
detrás de el colgaban unas alas, no como las de los ángeles que se
pintan en los cuadros, sino caídas, sin vida, como si le pesara
llevarlas poco a poco se iban convirtiendo en polvo, un polvo dorado
y negro. Era bello, de un bello sobrenatural, su andar, su
movimiento, todo. Cada vez estaba mas cerca, podía ver un tatuaje
que le cruzaba desde la cadera hasta el cuello, era una especie de
frase en latín, de repente se me cruzó una frase que me dijo mi
abuela que se había quedado sepultada bajo capas y capas de
recuerdos y sentimientos ocultos:
“ Hija, no te fíes de
nadie, ni de tu familia, ni de tus amigos, ni siquiera de mi, pero
eso no es lo que te iba a decir, ven hija miá, siéntate a mi lado.
Hubo
una época donde ángeles y demonios eran una sola cosa, donde los
ángeles caídos no existían, hubo una época donde el bien y el mal
eran uno. Pero eso fue antes de que Satanás bajara al infierno,
mucho antes de que su hijo engendrara a un monstruo, mucho antes de
que naciera el linaje draco
inferni
mucho
antes de que conseguir redimir el mal se convirtiera en una lucha
constante. Pero eso es pasado, el presente es este hija miá, un día,
cuando menos te lo esperes, llegara, llegara el día en que se
decidirá tu futuro, porque tu hija miá, no eres como las otras y
por supuesto no estarás sola, tendrás a alguien a tu lado, recuerda
lo, en cuanto lo veas sabrás que es el. Te quiero mucho hija miá,
pero por desgracia mi hora esta a punto de llegar, recuerda esto, no
todos los ángeles caídos son malos...recuerdalo”
no
se porque me vinieron esas palabras, supongo que fue a causa del
alcohol. El chico cada vez estaba mas cerca, tan cerca que si
alargaba el brazo lo podía tocar, dio un paso mas, podía oler su
aroma, olía a cielo, si aunque parezca raro olía a lluvia y a
hierva mojada, y por supuesto a sangre, ahora me doy cuenta de que el
tatuaje si que era unas palabras en latín, por suerte el alcohol no
me a reducido mi capacidad de traducir, me fijé bien: mare
Angelus, angel
del mar. Que podia significar eso? No lo se solo se que su cuerpo
estaba pegado al mio, solo se que se acercó mas a mi y me dio un
beso en la frente, solo sé que en ese momento solo ví oscuridad,
una oscuridad con olor a lluvia. Otro angel caido.
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